Llego el fin de año y escucho muchos comentarios que me causan un poco de conflicto interno. La mayoría se refieren a este año cómo un mal que debe acabarse rápido y nunca volver! Yo me pregunto, que está pasando por estas mentes? Acaso el 1ero de enero nos vamos a despertar como si nada hubiera pasado? Vamos a dejar de usar mascarillas y de pronto olvidar todo lo que hemos vivido?
Pues no. El virus tiene para rato, pues hasta que no tengamos acceso a las vacunas (ojo si quieren o no ponérsela es una opción muy personal) siempre aparecerán nuevas olas o mutaciones y quien sabe que otra excusa para mantenernos en un sistema de control a base del miedo. El último mes ha sido especialmente intenso y no sé si es Saturno o Jupiter, Piscis o Acuario pero lo cierto es que los sistemas que conocíamos se están transformando.
Sinceramente yo decido seguir con las precauciones básicas pero decido vivir siempre desde la confianza & el amor y aprecio muchísimo este año por darme una pausa de la vorágine y el automatismo desde el que estaba experimentando mi realidad.
Se que estar presentes en la complejidad de nuestras vidas ha sido algo muy duro para muchos, la pandemia ha puesto nuestra realidad frente a nuestras narices. No hubo fiesta, shopping o viajecito para escapar de nuestros hogares, tuvimos que quedarnos en casa con la vida que hemos construido y aceptarla o quizás iniciar cambios substanciales. En mi caso agradesco que siempre tuve trabajo, un hogar, alimento y además mucha alegría en mi ecosistema doméstico. Extrañé muchísimo a mi familia y a la naturaleza. El confinamiento me hizo darme cuenta que mi vida en la ciudad tenía los días contados.
Gracias a que hace unos meses levantaron las restricciones pudimos trasladarnos a nuestro refugio en la selva y continuar el trabajo de construcción de nuestro nuevo hogar.
En ese contexto el proyecto “texere” creció mas allá del espacio físico, como una tela de araña y estoy muy contenta por la expansión y la libertad que esto me ha brindado. Les comparto una foto de mi espacio de trabajo en la selva y mi mesa de trabajo en la ciudad.
El 2020 ha sido una oportunidad de parar, observar de manera crítica nuestras prioridades y empoderarnos. Estamos viviendo la vida que soñamos o simplemente esperando algo que está por venir para ser felices? Nuestras acciones diarias soportan los ideales que tenemos? Aprovechemos este fin de año para iniciar una vida más presente, conciente y coherente!
Ya de vuelta en la ciudad (que se siente mas ruidosa que nunca) quiero compartir una reflexión en esta semana que tenemos la excusa de regresar a nuestros hábitos consumistas: Recuerda que cada vez que compras algo apoyas a una empresa y cadena productiva determinada. Si quieres generar un impacto positivo en tu entorno, pon tu dinero en objetos que apoyen economías locales y circulares. Cada vez que inviertes tu dinero en algo estas financiando todo lo que hay detrás de ese producto, busca artículos producidos por manos peruanas y que apuesten por poner en valor nuestro patrimonio cultural. Trata de comprar en mercados de artesanía & producción ecológica. Este año el turismo y las ventas que este genera ha sido muy reducido. La economía de muchas comunidades se sostienen de esto ingresos.
Para terminar este mensaje quiero desearte un lindo tiempo en familia y pedirte que te des el tiempo de agradecer todo lo que tienes. Disfruta de la abundancia que te rodea y envía un poquito de amor & energía sanadora para el corazón de alguien que conozcas que esté enfermo o experimente algún sufrimiento/carencia. Ponte al servicio del universo, recuerda que eres parte de este tejido maravilloso que es la vida!